Bobo Pulpin, una carta recreada en un pulpo viajero

Publicado el 17.05.2017


Un local con ambientación divertida y tapas desenfadadas pero con una gran seriedad detrás de los fogones. Bobo Pulpín es un verdadero laboratorio de I + D con el pulpo como protagonista….

Las conservas de Bobo Pulpín, porque no sólo de pulpo vive el mar… / Foto: Los Foodistas©

Tal vez antes de empezar a leer la nota ya te hayas hecho la referencia mental: “una pulpería”. Bueno, algo de eso hay…. aunque de una manera diferente. Por supuesto que no falta el pulpo a la gallega de cualquier pulpería, pero también el pulpo a la coreana, la japonesa, la china, la peruana y mucho más.

Los hermanos Iglesias son todo un referente de la hostelería barcelonesa y están detrás de este restaurante que, nada más entrar, parece un parque temático, no obstante todo tiene una razón de ser. Bobo Pulpín está en una de los zonas más transitadas del casco histórico de la ciudad, y por eso sus dueños pensaron en un sitio que fuera kids friendly, donde los grandes disfrutaran de buena comida y lxs peques también pudieran comer y jugar.

El equipazo de Bobo Pulpín, con el dueño del restaurante / Foto: Los Foodistas©

Un gran pulpo (con gorro de pirata) preside la sala, y se cuela en todos los detalles: mantelería, decoración, la carta y hasta una máquina de vídeo juegos. Lo lúdico de la propuesta se sostiene sobre un servicio profesional y comida de calidad, que disipan la primera impresión de ser un lugar pensado para llamar la atención en medio de la marea de turistas que azota Barcelona.

La carta es amplia y está pensada más para un tapeo que para grandes raciones. En nuestra visita compartimos mesa con varias personas, por ello pudimos probar diferentes platos, como los Torreznos  de pulpo. Y sí, el primer bocado auguraba una buena comida.

Bull de Pulpo / Foto: Los Foodistas©

Si mencionas la palabra “tapas”, no puede faltar el clásico: las bravas, aunque aquí en lugar de fritas están asadas y la salsa, con su toque picante, lleva la impronta de Albert Adrià (de quien los Iglesias son socios en otros restaurantes). Nos llamó mucho la atención el Bull de pulpo. El Bull es un embutido catalán, más gordo que una butifarra, que se embute en el intestino grueso del cerdo. Aquí lo hacen con pulpo y un poquito de cerdo, lo que lo convierte en un embutido de mar y montaña. ¡Una pasada de plato!

Pulpo al estilo japonés / Foto: Los Foodistas©

Si bien el pulpo es la estrella del restaurante (y a él volvemos en unos instantes), la oferta no es monotemática. Las alitas de pollo deshuesadas con salsa chipotle son un bocado que no debes dejar pasar: muy melosas (se deshacen en la boca), ligeramente picantes y con su toque ahumado. Si hubiera que encontrar una constante en la cocina de Bobo Pulpín, habría que decir que no hay nada anodino, todos los platos están cargados de sabor.

Mollete de Pulpo / Foto: Los Foodistas©

Este restaurante es un laboratorio de I+D del pulpo y Dani, el chef del lugar, es el artífice del proyecto. Siguiendo la idea del pulpo viajero preparan diferentes recetas allende los mares de Galicia. Pudimos probar el pulpo al estilo chino, con salsa agridulce, bambú y jengibre y el nipón, hervido con su propio agua con mini pak choi, ajo y jengibre. En ambos predomina el sabor dulce, aunque mucho más en el pulpo al estilo chino. Otra de las elaboraciones salidas del “laboratorio Pulpín” es el mollete de sobrasada de pulpo, con Chartreuse verde y queso fundido.

Este restaurante es un lugar recomendable para ir con amigxs y también con lxs peques. Los días laborables, al medio día, preparan un buen menú por algo menos de 15€, que incluye bebida y postre. Eso sí, si decides visitar Bobo Pulpín deberías dejar en otro sitio la chaqueta de la formalidad e ir preparadx para una comida que divierte tanto a las papilas gustativas como al niñx que llevas dentro.

Bobo Pulpín: Calle de la Freneria, 5. Barcelona. Tel. 936 393 213.

 

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