El japonés escondido. Una Izakaya en el centro de Barcelona

En estos últimos años las historias de resiliencia se multiplican y, El japonés escondido, es una de ellas. Este restaurante ubicado entre el Borne y la Barceloneta, estaba en un espacio condenado al cierre. Sin embargo, han logrado recuperarlo y llenarlo de vida.

Una taberna japonesa

En este restaurante no hay lujos, pero sí muchos detalles bien pensados. La idea es que te puedas trasladar a una Izakaya, una típica taberna japonesa donde comer y beber bien, y sin protocolos.

Àlex Duran, chef ejecutivo del grupo Tragaluz (del que ya conocemos su buen hacer), ha convertido el espacio industrial del antiguo local de Isla Tortuga, en un restaurante perfecto para ir con amigas/os o en grupo, aunque también tienen algún rincón más calmado, para disfrutar en pareja.

El interiorismo y la identidad gráfica, llevan la firma de Lekuona Studio. El japonés escondido tiene una gran sala, con una mesa central ubicada frente a la robata (una cocina carbón), desde la que puedes ver cómo preparan los platos.

Además, al lado de la puerta de entrada está el sector del sushi, desde donde elaboran el pescado fresco de gran calidad y maestría (atún espectacular, cortes de toro y otras especialidades).

La carta de El japonés escondido

Al frente de la cocina está Àlex Vall, que propone una carta corta, a la que se suman algunas sugerencias del día que van cambiando. Hay unas 5 opciones de platos hechos al carbón y otras tantas que salen del sushi bar, algunos entrantes, platos calientes (como fideos) y dos postres, componen un buen universo de sabores.

Aunque la carta sea corta es posible que te cueste decidir, pero el personal de sala está muy dispuesto a explicar cada uno de los platos, ya que la propuesta de El japonés escondido rehúye de los grandes tópicos.

Cuando visitamos el restaurante elegimos probar una combinación de los platos de las sugerencias de la semana y otros de la carta, de robata y de la barra de sushi. Así que empezamos con una alcachofa a la brasa con erizo y, también, una tempura de ebi (gambas) y vieiras (muy rica, aunque la masa estaba un poquito cruda). Ambas opciones eran de las sugerencias del día.

Por otra parte, de la carta probamos un bocado muy interesante: tsukune de pollo con yema de huevo. Es una especie de albóndiga que terminan en la robata, lacándola con salsa. Se sirve con una yema de huevo que vas mojando con el pollo. Cada ración solo lleva una bola, así que hay que tenerlo en cuenta si quieres compartir.

De la barra de sushi elegimos un clásico nigiri moriwase (variado), y un plato de las sugerencias: el chirashi de toro (una de las piezas más apreciadas del atún), rematado con erizo.

En la carta líquida hay vinos, cervezas japonesas y nacionales, y una selección de sakes (que ha sido nuestra opción de maridaje). Para acabar con un bocado dulce, hay un Kakigori de chocolate bastante curioso y un Coulant de té verde y chocolate blanco, que enamora.

El japonés escondido

Carrer de Llauder, 1, 08003 Barcelona 
Abierto todos los días. Recomendamos reservar

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