Maná 75, arroces para chuparse los dedos

Publicado el 25.07.2017


Seguramente dentro de poco este nombre comenzará a sonar con fuerza, así que te adelantamos los detalles de Maná 75, un restaurante en la Barceloneta que hace de la paella y otros arroces una verdadera experiencia distendida y agradable, para vivir el momento a pleno…

Maná 75 /Foto: Godo Chillida para Los Foodistas©

Detrás de Maná 75 está Sergi Escolà (con estudios en CEET, Master de alta gastronomía y cocina creativa). Su trayectoria es larga pero, hasta ahora, su nombre se asociaba a El Casinet (Coma-Ruga), auguramos que en el centro de Barcelona será un referente del buen hacer.

Sergi Escolà, chef de Maná 75 /Foto: Godo Chillida para Los Foodistas©

Hace pocos meses que abrió Maná 75 en un local espacioso (justo detrás del Hotel W), y ya funciona a pleno. Realmente impacta encontrar una sala tan amplia, en la que te reciben siempre con una copa de cava. Las mesas dispuestas para grupos y familias, o bien para una comida más íntima, pero en todo caso hay bastante espacio entre unas y otras, para que puedas estar a gusto. La decoración hace guiños al sitio por excelencia de los arroces marineros: el chiringuito.

Antes de meternos en tema (la comida), otro punto que nos llamó la atención fue la gran cantidad de gente de la ciudad que acuden al restaurante. La Barceloneta es un ‘territorio comanche’, un lugar que a medida que avanzas algo que dice que pares y te des la vuelta, huyendo a toda velocidad de los turistas. Tal vez, visitar este tipo de restaurantes sea una manera de volver a amigarnos con esa parte de la ciudad…

La sala de Maná 75 es espaciosa /Foto: Godo Chillida para Los Foodistas©

Cuando abres la carta te encuentras con fotos de cada plato (con un diseño que se asemeja a los de los restaurante asiáticos). Todo tiene un sentido, en Maná 75 lo que hay, está a la vista; la cocina y los platos se muestran tal cual son antes de servirse en la mesa. Incluso las paellas y arroces se preparan al momento en una gran barra, de cara al público. Para ello Escolà ha desarrollado un gadget de máxima precisión llamado Mimcook, que controla la cocción del arroz en todo momento.

Vale la pena dedicar unos momentos a ver al chef y su equipo, controlando 19 arroces a la vez. Sergi Escolà parece un Dj de los arroces, y además los saca al punto de cocción y sabor. En esos instantes que dedicamos a la observación, nos detuvimos a ver cómo el chef alentaba al equipo de cocina y, al final del servicio, saludaba a cada uno chocando las manos o con un abrazo. Un buen rollo no impostado, que en otros lugares podría quedar encerrado entre las paredes de la cocina (de la misma manera que se ocultan quienes llevan a su brigada con malos modos y luego salen con la sonrisa a la sala).

Trío de Ceviches /Foto: Godo Chillida para Los Foodistas©

La propuesta de la carta tiene una clara inclinación hacia lo Mediterráneo, pero no faltan los guiños asiáticos (más allá de la salsa de soja), algunos platos de moda (como el ceviche) y unos moderados toques creativos. Si hay algo tiene toda la atención en Maná 75 son los arroces; ofrecen más de 10 variedades de arroces y paellas, todos elaborados con ingredientes frescos, caldos y fumet cocinados a fuego lento (75º). Aquí los arroces mandan y no te los puedes saltar, desde los tradicionales (arroz negro, paella de mariscos o verduras), hasta de Foie braseado y setas o de caviar y vieiras (con aroma de lima kafir, regaliz y limón).

Antes de hacer esta reseña, Los Foodistas visitamos dos veces el restaurante porque nos quedamos con ganas de explorar un poco más la carta, para poder contarte la experiencia con detalles. Cuando te sientas a la mesa, la casa ofrece un aperitivo (que varía de acuerdo al día). Comenzando con los entrantes, probamos el trío de ceviches: gambas y fruta de la pasión; atún y ponzu; corvina. Una presentación simpática y, para nuestro gusto, podría tener más intensidad de sabor. Una de las cosas que repetimos (y repetiríamos), son las verduras en escabeche. Un escabeche suave hecho al momento, y coronado con katsuoboshi (virutas de bonito seco). Una de las mejores ensaladas tibias que hemos probado últimamente.

Paella de lubina /Foto: Godo Chillida para Los Foodistas©

Nos centramos en las estrellas de la casa: los arroces, y nos lanzamos con el “Sarandonga” bacalao y setas, y el de lubina. Ambos con una cocción impecable (con el nivel de resistencia del corazón del arroz); hechos con buena base de sabor, aunque preferimos el de lubina. Nada convencional (lo sabemos), pero hay un interesante contrapunto de sabores frescos (lima, aceite de jengibre), cilantro, verduritas y cebolla fresca, todo con un dedo de arroz (como debe ser). Paellas hechas a la paella, perogrullada ¿verdad?, sin embargo hay que remarcarlo puesto que imperan los productos congelados y las paellas acabadas al horno.

Arroces en su punto justo /Foto: Godo Chillida para Los Foodistas©

En la primera visita, vimos que en la carta había un plato llamado: “Singapur Day”, pero como nos decantamos por la especialidad de la casa, volvimos otro día a por él (y no nos arrepentiremos). El “Singapur Day” es una cosa muy seria, un plato para disfrutar chuparse los dedos y mojar pan, sin vergüenza alguna. Braseado de bogavante (patas y/o cuerpos), mejillones, todo acompañado bañada en una salsa con un ligero toque picante, que se contrarresta con el sabor fresco del cilantro y la cebolla tierna. Además viene acompañado de pan chino y ración extra de salsa, (por si te quedan ganas de mojar más).

Pulpo, bogavante, mejillones, pero también cordero, solomillo o lomo bajo de ternera del norte (nada más ni nada menos que 850gr de carne) hecho a la brasa, son algunos de los platos que completan la carta. La bodega tiene unas 50 referencias de vinos, cavas y licores. Y la experiencia no estaría sellada sin la atención impecable del personal de sala; chicas y chicos jóvenes, pero con un trato al cliente cercano y correcto.

Bandeja de postres /Foto: Godo Chillida para Los Foodistas©

Los postres se ofrecen a la antigua usanza, presentando una bandeja en la mesa con toda la oferta, para que puedas escoger lo que más te agrade. Hay una mousse de maracujá, servida dentro de la misma fruta; una tarta de algarroba; crema catalana y otras opciones. La oferta de postres no está a la altura del resto de la carta (una constante en la mayor parte de los restaurantes de España), pero hacen bien su función de brindar un toque dulce para terminar una buena comida.

Todas las raciones son generosas y los platos se pueden compartir. El precio medio del cubierto ronda los 35€ y no ofrecen menú de mediodía, pero suelen hacer ofertas especiales que anuncian en sus perfiles sociales. Los Foodistas volveríamos a Maná 75 más veces (y eso que en Barcelona hay donde elegir…), porque es uno de esos lugares en los que comes rico, disfrutas el momento y de buenos productos. No hay trampas ni cartón.

Maná 75 Passeig de Joan de Borbó, 101, 08039 Barcelona

Tel: 938 32 64 15

De lunes a jueves de 13 a 16 y de 20 a 23. De viernes a domingo, de 12 a 24

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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