Restaurante Killo: Cádiz en Chamberí
Publicado el 31.08.2022
El restaurante Killo lleva al barrio de Chamberí de Madrid un trocito de Cádiz, con ambiente marinero, buena comida y bebida que te trasladan a la “tacita de plata” con un solo bocado.
Tesoros gastronómicos de Cádiz en la capital
Desde hace más de 200 años que, cariñosamente, a Cádiz se la conoce como la “tacita de plata” y, aunque hay muchas versiones que explican el origen del mote, parece que su nombre griego (kadós) significa taza.
Cádiz es una ciudad pequeña (como una tacita), pero con muchos tesoros históricos que además reúne grandes productos del mar, de la huerta y de las viñas y bodegas.
El restaurante Killo reverencian su pasado, junto con todo lo que sus mares y campos ofrecen. Se trata de una propuesta informal, con la chispa del madrileño Chamberí pero con la energía gaditana.
El espacio está dividido en diferentes zonas: una terraza en el exterior para unas 30 personas; un pequeño salón desde el cual se ve parte de la cocina, con mesas altas y una primera planta con mesas bajas. Ambos salones tienen amplias cristaleras, con vistas a la plaza exterior
En la decoración hay toques que recuerdan al sur de España y su característico aire marinero. Eso sí, nada más entrar la música te pone a tono y ten cuidado porque ¡los pies se te van!
En nuestra visita la terraza no era una opción porque el calor de Madrid resultaba abrasador, así que nos instalamos en las mesas altas y cerca de la cocina (para observar el servicio en primera fila).
Producto gaditano seleccionado
En el restaurante Killo desde el pan hasta los platos principales llevan la marca de Cádiz. En su carta puedes encontrar una mezcla de lo mejor del producto gaditano con cocina de autor (pero sin pasarse de frenada con los toques personales).
Los platos están pensados como para compartir o para que te montes un festín personal. Decidas los que decidas, no puedes dejar de probar algunas de sus elaboraciones con atún, porque usan pescado salvaje que traen directamente desde Zahara de los Atunes (Barbate).
Para hablar con sinceridad, revisamos la carta antes de ir Killo, y ya nos apetecía probarlo todo. Sin embargo, nos dejamos aconsejar por el amable personal de sala para hacer un balance entre lo que queríamos probar y los platos más solicitados.
Nos gustó mucho encontrar una carta con pocos platos y sin concesiones a esas elaboraciones que parecen ser mandato obligado en todos los restaurantes, llámense ceviches, patatas bravas o cualquier cosa con “algo” que llaman trufa.
La carta
En el restaurante Killo, el estilo gaditano manda aunque la propuesta alcanza un giro internacional que no opaca la tradición. En nuestra visita, elegimos compartir algunos primeros platos (para probar la variedad) y cerramos con un plato principal cada unx.
La ensaladilla rusa es un clásico que no nos seduce demasiado, pero en la versión de Killo lleva crujientes gambas de cristal, y a eso sí que no nos podemos resistir. La coronan con espuma de guisantes y un trocito de pan ácimo, que le aporta el toque crujiente.
Una recomendación (acertada) del camarero fue el gofre de camarones y tartare de atún rojo, con aguacate y cebolla encurtida. La masa del gofre está hecha como si fuera la representativa tortilla de camarones de Cádiz (un twist interesante).
Entre los entrantes también degustamos el tomate “desnudo”, relleno con paté de atún casero, sobre ajo blanco y almendras tostadas. Muy refrescante y sabroso.
Otra de las elaboraciones que estábamos segurxs de que queríamos probar al revisar la carta, eran las costillas de atún. Una elaboración que habíamos comido antes…
Por supuesto, en Killo son de atún salvaje, y las sirven napadas con mole casero, tartare de piña asada (que le da un buen contrapunto de acidez) y polvo de cacahuete (que aporta crujiente y casa bien con el mole).
El atún es uno de los platos que no deberías dejar de probar. Pero, si te va más la carne, una opción acertada es la carrillada de vaca a fuego lento, literalmente se deshace, es tierna, jugosa y se notan las horas pacientes de cocción. Se sirve con crema y crujiente de chirivía.
Vinos y postres
La carta de vinos tiene referencias de diferentes regiones de España, pero te sugerimos que explores los generosos como la Manzanilla, el Palo Cortado; el Pedro Ximénez o vinos como Moscatel de Cádiz. Los sirven también por copas.
Si la cosa va más de tapeo, tal vez alguna de las cervezas puede ser tu opción. Entre la amplia selección ofrecen La Tunanta, una cerveza artesanal de Zahara de los Atunes.
La carta de postres es corta, solamente hay tres opciones, pero es una jugada acertada porque todo se elabora en la casa. Nos decantamos por el Parfait de Cassis con sabayón de cava, con el nivel justo de dulce y algunas notas refrescantes, que vinieron bien para cerrar la cena.
Los otros postres son la mousse chocolate blanco con fruta de la pasión y aceite de oliva; y la tartaleta de calabaza con merengue italiano, teja de miel y pipas, que nos quedará para probar en otra ocasión porque, seguro, volveremos.
Killo Madrid
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